martes, 13 de enero de 2009

¡¡Tonina a la vista!!

“Las toninas no quieren a la pfeiffer”, dice Felipe. Uno de los hijos de mis queridos anfitriones del Fundo los Leones (y a estas alturas hermano, xq ya soy hija adoptiva de la familia).
Cuento corto, ayer realmente las toninas no me querían. Apenas pude tomar unas fotos de aletas -que podrían pasar por tiburón o cualquier otra cosa- y el único resultado concreto fue muuucho mareo de tierra tanto mirar por el visor de mi cámara.
Hoy decidimos hacer un nuevo intento. Y definitivamente hoy me subí con más fe a la lancha.
Bastaron un par de minutos para que comenzara el espectáculo. Una, dos, tres, cuatro toninas. Un par de saltos a lo lejos. Más toninas por allá. Un salto más cercano. Dos haciendo piruetas al mismo tiempo. Yo enajenada con mi cámara. Debo haber disparado unas 100 veces. Más saltos y más cercanos. Una da 14 saltos seguidos. Otra se da un guatazo con tantas ganas frente a mí que me moja entera, incluyendo mi cámara.
Todos nos reímos. Yo sigo fotografiando con una gran sonrisa en la cara. ¿Total? No todos los días te tira agua un delfín.

jueves, 8 de enero de 2009

Desde Raúl Marín Balmaceda 1

Mi imagen el martes en la barcaza “Don Baldo” era bastante chistosa. Estaba sentada en el suelo con mi ropa de trekking, pañuelo en la cabeza, audífonos de los grandes, patita moviéndose al ritmo de mi música y con cara de chiste mientras escribía en una libreta. Justamente escribía para este blog, contando las penurias de mártir que estaba pasando y lo duro que es ser un periodista de viajes (o travel writer como se define mi amiga carolyn que escribe en lonely planet). El martes lo estaba pasando mal. ¿Y cómo no? Si me demoré exactamente 24 horas en llegar a Raúl Marín Balmaceda (XI región) desde mi casa y no dormí casi nada en dos noches seguidas. La barcaza definitivamente no fue mi amiga. 2 horas esperando que apareciera. 2 horas más para que zarpara. 10 horas de viaje donde fue imposible dormir gracias a los malos asientos, la luz que no la apagaron nunca y a las 5 películas que pusieron con full volumen. Por suerte no me marié!!! Venían hartos como piojos.

Pero a las 6 AM arribé a esta isla. Mis queridos anfitriones, el Mauro y la Mery, me estaban esperando con su buen humor y cariño de siempre. Desayunamos pan casero, conversamos un buen rato y después me dieron mi habitación. ¡Es como mi casa soñada! mucha madera, decoración sencilla, una chimenea, una vista increíble y con el sonido de las bandurrias de fondo.

Así que en apenas 1 minuto olvidé las 24 horas anteriores. ¡Da lo mismo! Fue un martirio, es más que cierto, pero estar aquí es un regalo. Esto no es martirio, es mi bendito periodismo.

Mi pieza y el atardecer que vi desde mi cama.