Realmente creo que para la defensa de nuestro medioambiente, nuestros paisajes y nuestro turismo, personas como Carolyn tienen un rol fundamental.
Dice varias cosas super importantes sobre nuestro turismo, Patagonia y sobre Aysén. La entrevista aquí

Septiembre de 2002. Península Valdés, Argentina.
El año anterior ya habíamos estado en este lugar con mis hermanos, pero esta vez decidimos subirnos a un bote de pesca mucho más pequeño y un poco más alejados de la ruta de turismo convencional. ¿La meta? un encuentro más cercano.
Pasaron un par de minutos y ahí estaban. Una, dos, tres ballenas franca. Enormes, de 17 metros, muchísimo más grandes que nuestro barco. No son nada de peligrosas, pero sí excesivamente curiosas y sentirse tan pequeños pone nervioso a cualquiera, especialmente cuando se pasean por debajo de la embarcación.
Una saca la cabeza para observarnos y resopla con mucha fuerza. La otras dos hacen lo mismo y se sumergen mostrándonos sus enormes colas. Repiten la operación una y otra vez. Sus movimientos son muy lentos y armónicos, extremadamente fotogénicos, situación que aprovechamos haciendo buenas tomas.
A veces respiran tan cerca de nosotros que nos llega su mal aliento o nos mojan las cámaras. A ratos se pierden, pero pronto regresan, o quizás aparecen otros ejemplares que se acercan curiosos ante este animal de metal flotando en sus aguas.
Dos de ellas se ponen flotando cabeza abajo y con ¾ de cuerpo afuera. Están tan cerca que podríamos tocarlas, pero el capitán nos dice que sería una pésima idea porque son demasiado sensibles al tacto y les podría provocar un tiritón tumbándonos el barco. Mala idea!!!
En el ambiente hay asombro y respeto. El motor del barco está apagado, nosotros en profundo silencio y el mar en perfecta calma. Nada interrumpe la escena, ya ni siquiera los clics de las cámaras, porque a esas alturas no queda ningún rollo (sip, rollos: año 2002). Se quedan por lo menos 15 minutos en esa posición, hasta que se sumergen. Esperamos un buen rato, pero no aparecen por ningún lado.
“Y bueno chicos. ¿Y ése si que fue espectáculo de despedida eh?”, interrumpe el silencio el capitán. De inmediato salimos del estado atónito y comenzamos con chiflidos, garabatos, risas, abrazos, comentarios e incluso aplausos. ¡Chaoooooooooooooooooooo ballenas! Gritamos a todo pulmón mientras el barco avanza hacia la orilla.
En septiembre de 1998 tuve la oportunidad de viajar gratis a gringolandia al lugar que ven en la foto. ¿Una típica calle de New York? Nones! Sí un típico set de serie gringa de los estudios de la FOX en L.A. Esa calle era realmente como estar en NY y me sentía de lo más top, pero a la vuelta había escenas como éstas que me hacían volver a la realidad:
¿Qué tiene que ver todo esto con Bariloche? Demasiado. He ido varias veces a esta ciudad argentina y siempre salgo con esa misma sensación de set de tv. Uno se pasea por una calle repleta de construcciones en madera y piedra, todo muy bien cuidado, chocolaterías, cafés, tiendas repletas de souvenir, otras repletas de ropa técnica, argentinos simpáticos ofreciéndote remeritas, chocolates y camperas de cuero, turistas felices, gente “bien” y olor a chocolate caliente. Todo coronado por (léase en argentino) las hermosas callecitas del centro cívico, con sus construcciones hechas en piedra y maderas 100% nativas de las más nativas de las nativas originales del mundo y, como si esto fuera poco, al fondo una verdadera postal con uno de los lagos más hermosos de la Patagonia y perros san bernardo que son los más gigantes de todo Sudamérica.
Pero basta “equivocarse” y caminar una cuadra de más para llegar al Bariloche de verdad. Ahí aparecen las micros, calles sucias y el argentino promedio. O basta pasearse una vez que oscurece y ver cómo aparecen los niños pidiendo, los vagabundos, las tribus urbanas y los lanzas. Nunca he entendido ese cambio tan drástico. ¿Dónde anda la gente de verdad en el resto del día?
Antes solía decir que Bariloche era una ciudad de mentira construida para el turista. Me equivoqué, en realidad Bariloche es una ciudad más que real, pero con una calle tipo set de tv para satisfacer al turista. Opinión que se puede extender para ciudades como El Calafate o Ushuaia
Y no digo que sea malo. Más bien diría que es bastante inteligente y vendedor, por lo menos mucho más que la presentación de varias de nuestras ciudades y pueblos, donde el plano regulador parece q obliga combinar latón, con rosado, amarillo, latón, verde agua, madera, latón, concreto sin pintar, latón, blanco, rosado, madera con pintura descascarada, latón... etc, etc, etc...
4 personajes que se han convertido en una verdadera inspiración para trabajar en lo mío. Valientes, soñadoras, pioneras, aventureras y amantes de la naturaleza.
“Habrá quienes piensen que hice un viaje tan largo por vanidad. Lo único que puedo decir es que el que así lo entienda debería emprender una aventura como la mía para convencerse de que nada, salvo un interés natural por viajar y un deseo irrefrenable por adquirir nuevos conocimientos, podría ayudar a una persona a superar las dificultades, privaciones y peligros a los que he estado expuesta”. Ida Pfeiffer, 1849. Trotamundo.
“It can be exhausting climbing high, far and fast. Around
“Closely connected to wildlife conservation is the social, economic and educational state of the communities that live alongside them. I believe that local people are the best potential ambassadors for wildlife”. Saba Douglas Hamilton. Naturalista y presentadora de televisión (Animal Planet, Discovery)